Hace un par de años nos ocurrió algo interesante: un importante proveedor de automoción de primer nivel (nos referiremos a él como T1) se puso en contacto con nosotros porque su cliente, un fabricante de coches de lujo muy vendido, estaba aumentando las especificaciones de su acabado de pintura, y a T1 se le estaba pidiendo que igualara.
T1 nos dijo que podían cumplir las nuevas especificaciones, pero no de forma sistemática. Esperaban que pudiéramos cambiar eso. Afortunadamente, contábamos con un campeón en la planta T1 que estaba familiarizado con nosotros y con el trabajo que habíamos realizado en otras operaciones de acabado.
El sector está cambiando
La mayoría de los que trabajamos en el sector conocemos la importancia del acabado de la pintura de los automóviles. No sólo protege la superficie del vehículo, sino que es lo primero que ve un cliente potencial. También suele ser lo que forma su impresión general de un vehículo.
Aparte de las imperfecciones evidentes, como rozaduras, ampollas o saltos de disolvente, las imperfecciones sutiles, como las variaciones en la textura de la piel de naranja, suelen tener un impacto significativo en la primera impresión. Los fabricantes de automóviles lo saben y trabajan continuamente para mejorar su acabado. A medida que mejoran, se transmiten nuevas expectativas a la base de proveedores.
Cuando visitamos la T1, vimos una operación de pintura muy bien gestionada. El equipo, los procesos, el personal y la gestión eran lo que cabría esperar de un proveedor de una empresa automovilística con altos niveles de exigencia. Tras la reunión inicial, nuestro objetivo estaba claro: determinar si nuestros equipos podían añadir una consistencia excepcional a una operación de pintura ya de por sí de alto rendimiento.
Demostración
El proceso de barnizado que estábamos trabajando para mejorar incluía piezas tanto para el lado izquierdo como para el derecho de un vehículo. Se nos encargó trabajar en las partes del lado derecho como comparación directa con las partes del lado izquierdo. El lado derecho tendría nuestro equipo de control de temperatura y el izquierdo seguiría funcionando como hasta ahora.
Al cabo de poco tiempo, T1 empezó a ver diferencias en la textura de la piel de naranja. El lado con nuestro control de temperatura fue capaz de mantener una textura más consistente durante todo un turno. El lado izquierdo (sin control de temperatura) seguía siendo muy bueno, pero era evidente que había más variación. La comparación visual apoyada por los resultados de un dispositivo de exploración de ondas BYK-Gardner confirmó lo que esperábamos: los gráficos SPC (control estadístico de procesos) mostraron un estrechamiento de los límites de control superior e inferior. (Para quienes no estén familiarizados con el SPC, esto es algo bueno).
Más beneficios de los esperados
También hubo un beneficio inesperado: el T1 utilizaba una cantidad considerablemente menor de barniz en el lado con control de temperatura y conseguía mejores resultados. Durante un turno, utilizaron aproximadamente un 10% menos de material de revestimiento transparente con control de temperatura. Al estabilizar la temperatura, pudimos estabilizar el flujo de salida del barniz y controlar la velocidad a la que se evaporaba el disolvente del barniz. Esta combinación nos permitió mejorar la calidad utilizando menos material.
Si se pregunta si podemos lograr resultados similares en su empresa, póngase en contacto con nosotros. Podemos programar una demostración y averiguarlo.
